jueves, 26 de noviembre de 2009

Previsor

Escuché un golpe muy fuerte. PUM!

Lo siguiente que supe fue que estaba muerto.
Yo muerto en este mundo. ¿Que hare ahora?

Al principio me fue difícil recordar, olvide muchas cosas, creo que estuve vagando por ahi algún tiempo, después entendí todo y sobretodo lo acepte.

Sonreí por que hice algo inteligente antes de morir. Compré un seguro de vida.
¿Esas cosas funcionan en estos casos no? Fui a la aseguradora.

-Hola, quisiera cobrar un seguro de vida..
-Claro, me dice su nombre por favor...

Cuando le dije mi nombre, me observo fijamente, su expresión era de incredulidad.

-¿Podría repetirlo?

Lo dije varias veces. pero seguia sin creerlo.
-Señor, usted, esta muerto
-Lo se, por eso quiero cobrar mi seguro de vida
-No, no puede hacer eso.
-¡¿Por qué no?! yo lo pague, yo tengo el derecho.

Hubo alboroto.
Llegó el gerente.
Todas estas cosas siempre me han puesto de malas.

-Señor, me dicen que esta intentando cobrar un seguro de vida.
-Así es, es mi seguro, yo lo pague, quiero cobrarlo.
-Me gustaría ayudarle señor pero eso no es posible

Me enoje, me enoje mucho. Se estaba cometiendo una injusticia. ¿Cómo es que uno no puede cobrar su propio seguro de vida? ¿en que clase de mundo viví?

-El problema señor es que usted no es el beneficiario...

Mi cara se puso roja, bueno, al menos creo que así fue.

Sonreí, di las gracias en voz baja y salí de ahí.
Pensé un rato. Mi esposa, ella era la beneficiaria.

Decidí ir a visitarla, en este momento no me importaba el dinero. Quería saber que había sido de ella.
Llegué a casa. No habia nadie, asi que espere en las escaleras. Realmente no fue cansado, creo que ya no me cansaba, pero si estaba muy aburrido.

Por fin llegó. Fue un momento que nunca olvidare. Al menos eso espero. Me pareció que habian pasado años desde la ultima vez que la vi.

Caminamos uno al otro, nos abrazamos. sonreimos cordialmente.
Detras de ella habia un hombre. Me saludo. Sonrei con desden. ¿quien era esta persona que esta con mi esposa?

Ella me explicó.
Claro, hasta que la muerte los separe. Le di la mano a ella, despues a él, y me fui.
¿Que puede hacer uno en mi condición en este mundo?

Busque trabajo. No queria aburrirme.
Desastre total. No podian afiliarme al seguro, no podian darme trabajo.
Nada podia hacer.

Intente aventarme de un puente. Caí y me levante como si nada. Las personas se juntaban alrededor de mi.

No se cuanto tiempo llevo muerto. En realidad no es divertido.
Prometo que es la ultima vez que muero..

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Sillón.

Fue en una visita de rutina al supermercado cuando lo vio. Su corazón comenzó a latir mas fuerte cuando se acercó y descubrió que efectivamente, era el mismo modelo de sillón que compartió con quien el consideraba, era el amor de su vida.

Se sentó. Su incomodidad le trajo recuerdos. A su mente vino la imagen de ella, la mujer de su vida, recostada sobre él. Ella siempre se quedaba dormida mientras veían televisión. El permanecía toda la noche despierto contemplandola, sonriendo, deseando que la noche no terminara jamas.
Consultó el precio. La cantidad no era elevada, pero era justo lo que tenia para terminar el mes. Ni siquiera podría pagar el taxi de regreso a casa.

Sin embargo, lo compró.

El sillón era de metal, requería ensamblaje y venia en una caja. Tomó su caja y con una sonrisa partió rumbo a su casa.
Le tomó una hora llegar a su departamento.

No llevaba, los víveres, no llevaba nada de la lista, así que el encuentro con su esposa no fue agradable. Discutieron, o mas bien, ella le gritó. El se limitó a escuchar. Se encontraba impaciente solo quería armar su sillón, recostarse, y llevar su mente al pasado, al momento en el que fue feliz verdaderamente.

Desde luego, no pudo montar el sillón en casa. Su esposa le dijo que no iba con la decoración. Le dijo que lo vendiera. El aceptó. El mentía.

Subió a la azotea. Ella nunca subía ahí por que estaba lleno de insectos. Armó su sillón. Se recostó y comenzó a recordar aquellos días que el consideraba los mas felices de su vida.
De su cartera, sacó una fotografía, tomada la ultima navidad que estuvieron juntos. Sacudió su cabeza, como si quisiera sacudir los malos recuerdos, como si eso fuera suficiente para olvidar que ella, encontró la verdadera felicidad en otra persona, alguien que la hacia sonreir.

Respiró profundamente. "Estoy confundiendo mis recuerdos".
Empezó a contarse una historia en la cual, ella había partido para cumplir su sueño de ser fotógrafa. En su historia, no había otras personas, no había peleas.

Se mintió durante toda la noche hasta que logró convencerse de que, el la había dejado ir con tal de que fuera feliz.

Esa noche durmió a la intemperie, recordando como su brazo hormigueaba cuando ella se quedaba dormida mientras veían televisión.

Se quedó mientras recordaba los eventos que llevaron a su separación.

martes, 24 de noviembre de 2009

fecha de hoy

Me encanta repetirme a mi mismo que no creo en el destino. Al mismo tiempo me repito a mi mismo que al final, todo será como debe ser.

Si, me gusta mentirme. Me gusta hacerme creer que todo puede ser como yo quiero porque, "asi deben ser las cosas".

No me gusta perder, no me gusta entender que no puedo tenerlo todo en la vida. Soy malo dejando ir a las personas. Tengo problemas para entender que el universo no gira a mi alrededor.

Así me la he llevado durante unos 25 años, pero las verdades siempre caen por su propio peso.

Se que pronto tendré que aceptar el mundo real, pero al menos, por un par de meses, seguiré pensando que al final, todo será como debe ser, como yo quiero que sea

jueves, 5 de noviembre de 2009

noviembre 4,2009 - De adultos y caídas.

Existen muchas señales de que uno esta envejeciendo. Algunas personas tienden a preocuparse mas por sus deudas que por vivir.
Otros mas están demasiado ocupados como para reír o cantar en voz alta.

Envejecemos de maneras distintas pero hay algo que nadie puede negar como la señal mas clara del envejecimiento: caerse.

Yo me he caido varias veces a lo largo de mi vida. Casi siempre han sido eventos graciosos, dignos de recordarse con una sonrisa en la boca, pero cuando eres adulto, caerse deja de ser chistoso.

Cuantos no hemos escuchado a nuestros parientes decir una frase similar a esta:
"Tu tía se cayó" o "tu abuelita se cayó".

Estarán de acuerdo conmigo que caerse es algo normal, nada del otro mundo, pero cuando se dice de manera seria y nadié rie, es por que hablamos de un adulto, vamos, hasta se comenta como si fuera algo gravisimo.

Cuando se hable de mis caidas como algo super serio, sabré que ya no soy joven como antes y que es hora de pensar en usar frasadas, dormir abrigado, preocuparme por la vida y sonreir menos.

No se si estoy escribiendo una metafora o que.